Masa de pigmentos rojos y ocres en un caos cromático formalizado en hojas de arce. La misma fórmula matemática esencial de la Mente Creadora que siempre resulta distinta y nueva. Todo sobre la arena de un pequeño parque, muy poco visitado, apenas pisado. Y este derroche, casi solo para mi nutrición estética, me dispara la obligación de un POR QUÉ: Un sentido superior de este aparente azahar organizado en belleza que se replica cada vez que lanzo un puñado de arena en una obra y cae armónica.

Amo la materia guiada por el espíritu, intuitiva, apegada a las leyes básicas de la naturaleza que sólo resultan BELLAS. Me dejo guiar por ese motor eterno que anima todas las cosas. Arcano, antiguo, eterno. Participo muy modesta, de esta historia de amor y de vida que barrunto en un resto arqueológico, un atardecer en la playa o es una piedra del campo.